viernes, 17 de junio de 2022

Mi Amigo Sultán-Argumento

Por Miguel Núñez Bartolo.

En un caserío existió una familia que criaba a una mascota llamada Laika que se apareó posiblemente con Duque. Ésta tuvo una aparición de cachorros, todos chuscos como ella. En dicho hogar, el patrón, don Esteban decide deshacerse de las crías hembras separando solo uno para sí. Desde el corral eran vistas las crías por la señora Filomena, esposa, y sus cuatro hijos.
Cuando don Esteban decide deshacerse de las crías hembras llama a su peón Serapio, quien en lugar de matarlas las abandonó en el bosque. Por suerte la familia enterada de la decisión del patrón fue a buscar las crías y las criaron hasta un poco grandes para ser regaladas a otras familias. Sólo Sultán quedó, nombre que le fue puesto por el hecho de dormir rodeado de hembras.

De los cuatro hijos de don Esteban y doña Filomena fue Luis Enrique el que pasó su vida a lado de Sultán, quien defendía al perro cuando hacía sus travesuras. Sultán era una mascota de buena conducta, que acompañaba a Luis Enrique incluso a los juegos de fútbol que hacía la muchachada en el caserío. Una de las aventuras de Sultán es que gustaba de bañarse en bandejas hasta que lo tiraron a una acequia famosa donde él perdió el miedo a nadar. Sabía esta mascota que era importante no sólo el aseo sino también las vacunas para vivir saludablemente.

Un día Luis Enrique no se levantó de la cama para ir a la escuela (ubicada cerca de la campiña) como era de costumbre, la familia se preocupó mucho. Don Esteban mandó a la ciudad a su otro hijo, Carlos Alberto, para que traiga al médico. Enrique estaba enfermo con fiebre tifoidea. Sultán siempre acompañó a lado de su cama hasta que se curó.

Llegó el tiempo en que Sultán maduró, se enamoró de una perrita llamada Pelusa. Salía de casa muy temprano y no volvía sino de noche. Don Eduardo y doña Filomena no planeaban separar comida a su mascota, pero fue Luis Enrique quien sí guardaba a Sultán una porción, para luego descansar en el patio. En sus salidas, Sultán también tenía dos amigos aunque algo mayores que él, Rocky y Lucero, el primero murió envenenado y fue sentida su muerte. En otras dos oportunidades, Sultán dio aviso de un muchacho que subió a un árbol frutal (parecía un duende), también de otro muchacho que entró desnudo a la huerta que quería robarse al cordero de la casa.

Al terminar la escuela, Luis Enrique ingresa a la Universidad. Ya no podía quedarse todos los días en la campiña por lo que comenzó a vivir en la ciudad en la casa de su hermano mayor Carlos Alberto. Cada fin de semana regresaba a la campiña y visitaba además a su mascota Sultán. Ambos eran buenos amigos. Sin embargo, Sultán, un avez tuvo un sueño en la que fue abandonado, pero sólo fue un sueño y eso le causó mucha pena y susto.

Por fin Luis Enrique pide a su padre que sería bueno llevar a Sultán a la ciudad. Y así fue. Llegan juntos un barrio aristocrático donde el cielo no podía ser visto como la naturaleza del caserío en que vivieron antes. En la ciudad se enamoró de Duquesa, mascota fina de otra casa, donde la sacaba a pasear la sirvienta Jacinta. Las sirvientas Ruperta, que cuidaba de Sultán) y Jacinta hicieron posible que se apareen estos perros sin el conocimiento de sus patrones. Sultán vivía feliz enamorado porque la mascota le correspondió y le trató como su igual.

La casa de la ciudad donde vivía Sultán llegó otra mascota, pequeña aún, era Boby. Boby fue robado y Carlos Alberto preocupado recibió entre tantas llamadas una donde le manifestaba el lugar del perrito fino. La mascota fue rescatada. Boby era el peluche de la casa pero Sultán era el guardaespaldas. Pero también Sultán se admira de Luis Enrique al curar un perro viejo abandonado, llamado Gitano, a quien atiende. Sucede que Gitano había formado parte de la vida de unos extranjeros que luego lo abandonaron en el barrio de adulto.

Sultán sostendría una buena convivencia con Boby y Rocky. El tiempo pasa, y es que sucede la muerte del viejo Rocky. Eso apenó bastante a Sultán preguntándose por las etapas que un perro debe pasar obligatoriamente por la vida. Pero la tristeza pasa….y es así que regresa con Luis Enrique a la Campiña en una camioneta.

Una vez llegado a la campiña encuentra que su madre Laika estaba muerta, pero tuvo tiempo de conversar de la vida con su vieja amiga Lucero, mayor que él. Pero Lucero también muere. Luis Enrique cada fin de semana se le acerca y le cuenta sus experiencias, entre ellas de que en la ciudad a Boby le va bien y que tienen otro perro de raza. Luis Enrique se siente contento al ver feliz a Sultán en el caserío. Sabe que nunca abandonará a su padre Esteban, sitio que tampoco debió abandonar quizá Sultán, porque se le veía más feliz en el sitio donde nació.


El cuento finaliza cuando Luis Enrique trae un cachorro a quien llaman Rocky (nombre del amigo fallecido de Sultán). A este cachorro, Sultán le enseña la manera de vivir de la gente de los perros del lugar, las huacas, las plantas; en suma, a seguir su ejemplo y a valorar las cosas que dan la familia humana y la vida.

Los perros de campo tienen la peculiaridad de ser muy saludables.
A veces si están ante un extraño y éste les muestra el cariño pues corresponden al saludo,
como vemos en la foto tomada en San José Bajo-Cartavio. 

Si pasan los años, nuestras mascotas nos observan y pueden muy bien reconocernos. 
La tradición de la llegada de un familiar aún suele celebrarse con la chicha de jora o 
con un vino traído de otro lugar. Foto: Miguel Núñez.

Argumento que hice de la obra, la misma que es autor Carlos Sánchez Vega.