domingo, 11 de marzo de 2012

SOY AMBULANTE Y LO DIGO CON ORGULLO

(Ensayo)

Alguna vez te has preguntado ¿qué está haciendo la población mientras estás en casa?, muchos laborando; pero no todos tienen la suerte de tener un trabajo idóneo. Caminando por el mercado “Cartavio” me hice la pregunta: ¿Qué acciones hace esta gente para poder vivir? Individuos que viniendo de zonas mayormente humildes quieren superarse, aquellas que día a día quieren trabajar para darle algo mejor a sus hijos, gente que busca hacerse notar para que al final digan “estuve aquí” y no hayan vivido ``por las puras´´, que en cualquier lugar que estén quieren ser mejor; aquellas que luchan por un ideal y no paran hasta lograrlo, que afrontan cada día con valentía, esperanza y muchas ganas de vivir; que no descansan hasta alcanzar un mañana mejor; que viven con la mentalidad de triunfar en lo que son; verdaderos entes que desean triunfar, para crecer, para avanzar; que no les importa todos los retos por correr, sólo por llevar un pan a la boca a su familia; pero hay problemas, problemas que veremos por su condición socio-económica. Aún así siguen trabajando sin importarle los gritos y lo maltratos que escuchan y sufren todos los días.

Esto es el llamado comercio ambulatorio o como más se le conoce en los mercados, “vendedores ambulantes”.
Hablar de vendedores ambulantes es hablar de creatividad y economía, porque eso es lo que inculcan en su vida. El ser ambulante no es razón para avergonzarse, sino es razón para enorgullecerse y engrandecer al Perú. Les diré por qué.

Los ambulantes han aumentado un 30 % en mi comunidad y vienen aún de Casa Grande, Chiclín, Chicama, La Esperanza, Trujillo, etc. Destacan entre ellos vendedores de frutas, ropa, relojes, raspadillas, ollas, leche de tigre, “bombas” (marciano para otros), gelatinas con flan, yogurt, remedios naturales, chicha morada, cebiche, gaseosas, tamales, periódicos, carruseles, CDs, pan y postres, calzados, huevos de codorniz, especias, productos para limpieza del hogar, juguetes, aves de corral, muebles para sala y cocina, etc. Cierta mañana que paseaba traté de entrevistarme con algunos para ver sus modos de vida, con las limitaciones y las fortalezas que ofrecen al mercado.

A veces se piensa que ser ambulante es signo de desconfianza y suciedad. No lo niego. Los “caseros”, como ellos nos llaman, nos fijamos en todo o casi todo. Vemos un producto y si nos convencen lo compramos. Me fijé que es importante la limpieza y para ello el agua es primordial. Es ahí que vi la importancia del Gobierno Municipal mediante sus policías cuyo uniforme azul y celeste llama la atención aunque por un momento sentí que no existían porque ya ni su presencia se les nota. Este gobierno es la institución que debe instruir  a los vendedores. Por ejemplo veamos los siguientes casos: para que el dinero y los alimentos no se mezclen en nuestras manos descubiertas por cuestión de aseo, se deben usar unos guantes especiales. Otros casos serían que los tamales al servirlos se debe tener las manos bien aseadas y evitar la insolación de ciertos productos que afectarían nuestro organismo al consumirlos.

Un ambulante desea superarse, el que no, no tiene espíritu de perseverancia. No basta con ser un ambulante sino un comerciante legal que entiende las necesidades de sus clientes.
El Estado, mediante los municipios, INDECOPI, Defensa Civil y SUNAT no debe ser piedra tropiezo o un burócrata al impedir que estas personas crezcas empresarialmente, al contrario deben ser el timón que permita dirigirlos a un mercado competitivo. Debe ser la entidad que encabece la disminución del comercio ambulatorio mediante la formalidad, dándoles a ellos establecimientos seguros y formas de pago justo en sus impuestos para que así tengan todas las ventajas de una Ley progresista.
Entre los comerciantes informales y los formales de mi comunidad se apoyan diciendo a los consumidores: “Para que te vas hasta Trujillo, cómprale al comerciante cartavino”, y no se equivocan. Es cierto que en la Ciudad de la Primavera existe diferenciación de productos pero si no confiamos en lo que ofrece nuestro terruño cañaveral, nuestros comerciantes serían vistos como estorbos y  diariamente tendrían nuestro rechazo social-económico.  Rechazo social porque son vistos como escoria en la sociedad. Rechazo económico porque impediríamos no sólo su espíritu emprendedor sino que negaríamos tener acceso a un crecimiento de mercado en todo Cartavio y alrededores.

Muchos de ellos han surgido “desde abajo” y como humanos que somos debemos darles la oportunidad de hacer crecer nuestra comunidad. Las personas deciden ser ambulantes por la falta de empleos estables; por lo tanto, entendamos que ser ambulante es una alternativa al desempleo, la pobreza y es una manera de traer un dinero al hogar.
Ser ambulante no es un pecado. Realizan mejoras a la calidad de vida de la gente. Así, Nano Guerra en su libro “¿Dónde está la riqueza?” nos expresa palabras que yo resumo de la siguiente manera: “Un comercio ambulatorio debe llegar al punto de ser emprendedor  osea una persona creativa que al ofrecer un mejor producto provoque una vida de calidad en la sociedad. Para ello es necesario que tengan iniciativa empresarial. Comenzar con un negocio pequeño (PYMES) y luego ir creciendo sin esperar los subsidios del Gobierno Municipal o del Gobierno Central pero respetando las normas”.
Aquí daré algunas pautas que pueden permitir la evolución de los vendedores ambulantes en comerciantes formales:
  • No esperar ayuda del Estado.
  • Tener liderazgo y espíritu emprendedor.
  • Creación de mercados saneados y con puestos que sean agradables para la vista no sólo de los ofertantes sino de los demandantes.
  • Estar ligado en un futuro a un Seguro de Vida que sea el más idóneo.
  • Las leyes permitan la formación de fábricas y/o pequeñas y medianas empresas que no provoquen mucha contaminación al medio ambiente.

En suma, desde mi punto de vista creo que el ser ambulante es un trabajo, un subempleo digno; que aunque la gente vea sólo defectos y deficiencia en ellos, detrás de todo eso encontrarán personas trabajadoras, que se esfuerzan día a día, que ponen empeño en todo lo que hacen, aquellas que sólo quieren un empuje para triunfar, que sólo buscan un amigo en quien confiar, personas emprendedoras que sólo quieren apoyo y comprensión; porque en muchos casos se sienten tristes y desolados, y siempre viviendo con valentía y ganas de seguir adelante. Por eso pido a todos que cada vez que se encuentren con un ambulante y les ofrezca un producto no los desprecien ni los maltraten, porque mañana más tarde ese podrías ser tú.
¡Sácale la vuelta a la crisis! Te expreso esto con orgullo, porque yo fui ambulante.


Algunas antotaciones
  • Ensayo literario presentado por Rodrigo Palma en el verano de 2012 para postular al Colegio Presidente de la República de la ciudad de Lima. 
  • Alumno que cursaba el 3er grado de secundaria en la I.E. Colegio Nacional Mixto “Cartavio”. 
  • Asesor de su ensayo: Prof. Miguel Núñez Bartolo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario